Escribió: Héctor Izquierdo Acuña

Allí, una comisión integrada por América Peñaranda Machado, Rita
Borroto Companioni y Laura Dulzaides del Cairo, junto a otras patriotas
moronenses, les facilitó ropas, alimentos y medicinas, porque muchos soldados
eran víctimas del paludismo, el tifus y la disentería. En esta humana labor, el
doctor Pedro Sánchez de las Cuevas prestó gratuitamente sus servicios médicos.
El arribo de las tropas a la población se desarrolló en el
mayor orden, y el entusiasmo de todo el pueblo moronense era indescriptible. La
vanguardia cubana, que hacía su entrada por el antiguo cementerio, en las
confluencias de las calles Libertad y Luz Caballero, pudieron ver los últimos
soldados españoles que cruzaban por la calle Martí, rumbo a la estación de
ferrocarril, ubicada entonces en esa arteria, esquina a Serafín Sánchez.
Recuerda en su diario el
coronel Quijano, que eran las dos de la tarde cuando la sección a bajo su mando
entró en la entonces villa de Morón por la calle Príncipe Alfonso, (hoy
Libertad), mientras que por la calle Real (hoy Martí), venía otra a las órdenes
del comandante Braulio Sánchez Valdivia. Venían
como pareja de descubierta los Sargentos Manuel Ruíz Esperón y Belarmino Díaz
Delgado, y la mayoría de los 108 libertadores que les acompañaban procedían del
Regimiento Expedicionario
Otro grupo se mantuvo acantonado en Manguito, cerca del
actual poblado de Ciro Redondo, a las órdenes del coronel Irene de Jesús
Cervantes Salcedo, del teniente coronel Amado Cervantes Madrigal y otros
oficiales del Ejército Libertador.
Asimismo, y al igual que el 19 de mayo de 1895, cuando se
levantó en armas el coronel Nicolás Hernández Moreno, el Tocayo, la primera
bandera cubana que ondeó en Morón, enarbolada
por las tropas mambisas al mando del coronel Quijano aquel 12 de
noviembre de 1898, también fue obra de las delicadas manos de la patriota
moronense América Peñaranda.
Al entrar la caballería por la calle Príncipe Alfonso, los
hermanos Pastor y Miguel Pastor Salgado, comerciantes españoles propietarios de
la tienda La Flor Cubana,
y habían colaborado en el Club Revolucionario Máximo Gómez a favor de la causa
cubana, tomaron una tabla de cedro de más de cinco metros de longitud, escribieron
la palabra Libertad, y la colocaron horizontalmente en la pared de la tienda.
Por tal acontecimiento, el 29 de septiembre de 1900, y para perpetuar la
iniciativa de los hermanos Pastor Salgado, esta calle recibió el nombre de
Libertad.
Pero una libertad conculcada por la oportunista intervención
en la guerra de los Estados Unidos, no era lo que esperaban los dignos hombres
que este día entraron a Morón; enfermos, depauperados, con humildes vestiduras,
con el valor y la emoción que la ansiada libertad que honrosamente creían
conquistada los embargaba.
El generalísimo Máximo Gómez, receloso de la intervención y
ocupación norteamericana que vendría de inmediato, el 8 de enero de 1899 escribió
en su Diario de Campaña: “Los americanos están cobrando demasiado caro, con la
ocupación militar del país, su espontánea intervención en la guerra que con
España hemos sostenido por la libertad y la independencia…”
Para después continuar:
“Tan natural y grande es el disgusto y el apenamiento que
se siente en toda la Isla,
que apenas el pueblo ha podido expansionarse celebrando el triunfo de la
cesación del poder de sus antiguos dominadores… La situación pues que se le ha
creado a este pueblo, de miseria material y de apenamiento por estar cohibido
en todos sus actos de soberanía es cada día más aflictiva, y el día que termine
tan extraña situación, es posible que no dejen los americanos aquí ni un adarme
de simpatía…”
Cuando se conmemora el aniversario 118 de la entrada de las
tropas mambisas a Morón, aquel 12 de noviembre de 1898, una tarja rememora el histórico
acontecimiento, para homenajear a aquellos hombres que, a lo largo de tres décadas,
ofrendaron hasta su vida en aras de la libertad de Cuba del yugo colonial.
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