viernes, 15 de mayo de 2015

Segundo Leiva Casay, los mundos de su vida



Héctor J. Izquierdo Acuña

Los pueblos conservan en su memoria historias, tradiciones y leyendas que han conformado por centurias su identidad cultural. Asimismo, se afianzan en el legado de sus grandes hombres, de aquellos que marcan un hito en su devenir histórico o en su contribución en el campo del saber humano. Uno de ellos es sin dudas Segundo Leiva Casay, quien fuera en vida Historiador de la Ciudad de Morón y, sin dudas, una de las más importantes personalidades de la cultura avileña.


Reflejar en apretada síntesis la vida y la obra de Segundo resultaría imposible. Fue Segundo un hombre austero y honesto que transpiraba el amor a su terruño. Por eso dedicó toda su energía e intelecto al conocimiento y divulgación de su historia durante décadas.

El 12 de febrero de 1931 en la colonia Delia vio la luz por vez primera. Fue un joven lleno de alegría, deseando poder realizar sus sueños de hombre y estudiar, algo para él muy difícil debido a su condición de pobre e hijo de un simple barbero rural; sin embargo, desde temprana edad sintió afición por las letras e incursionó en la poesía además de realizar varios cursos por correspondencia.
  
Después del triunfo de la Revolución en 1959 hizo el Sexto Grado y la Secundaria Obrera Campesina así como otros estudios por correspondencia. En 1961 comenzó a trabajar en la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños de Morón, Banco de Créditos hasta 1966 y un año después ingresa en el Consejo Nacional de Cultura, del Regional de Morón, donde se mantuvo como Director Regional de Literatura, director de Museo desde 1980 y Especialista en Estudios Históricos hasta su jubilación en el mes de julio de 1994.

Sobre su carrera profesional resulta relevante que en 1967, sin haber transitado por el bachillerato y luego de vencer un riguroso examen, comenzó los estudios superiores de Licenciatura en Letras en la Universidad de Oriente, graduándose en la Universidad Central de Las Villas en 1979. Su edad no fue limitante en sus sed de superación, de tal manera que en 2007, a los 76 años, obtuvo el título de Master en Ciencias de la Educación Superior.

Segundo fue fundador y creador del Movimiento Literario en Morón desde 1967;  fundador  del Taller Literario “Javier Heraud” el 21 de marzo de 1968 y del Boletín Literario “Turiguanó”, Órgano del Taller Literario “Javier Heraud” que vio la luz en 1970.

Fue Miembro Profesional del Primer Comité Ejecutivo del Poder Popular en Morón en 1976, responsabilidad desde la cual atendía las esferas de Cultura, Deportes y Radio.
Luego de recibir el encargo del órgano de gobierno local, Segundo se da a la tarea de fundar, el 30 de noviembre de 1981, el Museo Municipal de Morón, primero en abrir sus puertas en la provincia Ciego de Ávila.  

La Asamblea Municipal del Poder Popular en Morón, en la III Sesión Ordinaria de Trabajo, del Quinto Periodo de Mandato de fecha 29 de mayo de 1988, adopto el Acuerdo No. 42 que expresa: “Aprobar como Historiador de la Ciudad de Morón al Co. Segundo Leiva Casay, teniendo en cuenta sus condiciones políticas, sus conocimientos de la Historia de Morón, y por su experiencia”. Meses después, en noviembre de ese propio año, funda la Oficina del Historiador en Morón.

Fue un intelectual que se le reconoce, sobre todo, por su labor en función de la investigación y la divulgación de la historia de la localidad, sin embargo, fue un escritor prolífico de poesías pues dejó inéditos cinco libros de esta temática además de varios cuentos. Colaboró con revistas de España, Costa Rica, México y cubanas.

Un aspecto poco divulgado es el de haber sido miembro de la Academia Hispanoamericana Zenith, de Costa Rica, en el año 1959 de la cual lo “echaron”, a nuestro entender decorosamente, por protestar la inclusión de un poema en loor a Franco en tanto no quisieron publicar uno del poeta cubano Raúl Borges Rivas en elogio a la Revolución cubana.

Durante su fructífera vida fue merecedor de múltiples reconocimientos y condecoraciones, entre las que se destacan las distinciones por la Cultura Nacional, Raúl Gómez García, Caonabo y Ornofay, las dos últimas, por la obra de la vida y la Medalla de la Alfabetización.
Mereció también el Certificado y Grano de Maíz, como Miembro de Honor Educacional y Selección de Personas Símbolos.

Este Hijo Ilustre de la Ciudad de Morón e Hijo Distinguido de la Provincia de Ciego de Ávila, tuvo una vida tan prolija que se sintió realizado y lo demostró con su fuerza creadora, al decir de su compañera en la vida.

Detrás de ese hombre de lento andar, estudioso incansable, respetuoso y de esmerada educación había otro hombre; el conversador agradable, jovial y jaranero, que había sabido granjearse el cariño de su pueblo.

El aciago 15 de mayo de 2011 la cultura avileña perdía uno de sus más descollantes exponentes. Su fallecimiento consternó a todos. Modestia, sencillez, consagración al servicio de su pueblo, fueron algunos de los atributos de este gran hombre; en él se materializaba el pensamiento martiano de que «toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz», por eso, con justeza, fue acreedor del reconocimiento por «La utilidad de la virtud» que otorga la Sociedad Cultural José Martí.

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