viernes, 23 de octubre de 2015

Combate de La Ceja, bautizo de fuego de la Revolución del 68 en Ciego de Ávila



Escribió: Héctor J. Izquierdo Acuña.
Nicolás Hernández Moreno
El descontento de los cubanos con la política del gobierno español llegó a su máxima expresión cuando fueron rechazadas sus demandas reformistas en la Junta de Información. España hacía caso omiso a las aspiraciones cubanas y lejos de hacer concesiones, elevaba aún más los impuestos y, por último, enviaba a ocupar el cargo de Capitán General de la Isla al déspota Francisco Lersundi y Ormachea.

Un grupo de hacendados cubanos había interiorizado en la región oriental que con el reformismo nada podría alcanzarse, y optaron por tomar el único camino para lograr sus aspiraciones: la lucha armada por la independencia.
La insurrección estalló el 10 de octubre de 1868, en el ingenio La Demajagua. Al amanecer de ese día se citaron allí numerosos patriotas orientales para iniciar a la guerra por la independencia. Con posterioridad, se extendió por todo Oriente y más tarde, el 4 de noviembre, el Camagüey se incorpora a la lucha.
El 8 de noviembre de 1868 se produce el levantamiento armado protagonizado por los hermanos Felipe, Marcial de Jesús y José Gómez Cardoso, Nicolás Hernández Moreno (El Tocayo), y Simón Reyes Hernández (El Águila de la Trocha), entre otros, patriotas que con el bregar de la lucha por la independencia se convirtieron en importantes figuras de nuestra historia.
En noviembre, un grupo de camagüeyanos había penetrado en la zona de Morón. Fue la primera partida insurrecta que operó en el territorio y estaba al mando del hábil revolucionario Manuel de Jesús Valdés Urra, conocido por Chicho, a quien se unieron los avileños.
Chicho Valdés, y las fuerzas a su mando, tomó como base de operaciones la zona de Morón, lo que provocó que el Capitán de Partido del poblado de Mayajigua alistara el 1ro. de diciembre de 1868 una fuerza de 50 voluntarios, con el objetivo de hacer un servicio de rondas y detener a los grupos revolucionarios que se movían en territorio moronense.
Chicho Valdés
Ya en Morón, Chicho Valdés estudió los pasos a seguir, de acuerdo con la estrategia de la guerra que se proponía. A tal efecto, desde su campamento enclavado en el ingenio La Ceja —propiedad de Macario Machado Alfonso—, escribía al espirituano Pedro Manuel de Castro a quien le expresaba:
“Yo permanezco á una legua de Morón con un cuerpo bastante respetable con la mira de tomar este lugar, el Ciego de Ávila y después continuar hasta Sancti Espíritus y demás pueblos circunvecinos. Para la primera operación necesito de la concurrencia de Ud. con toda su tropa, a fin tomar primero estos lugares si fuese posible sin disparar un sólo tiro, pues la idea dominante en mí, es hacer la guerra con economía de sangre. Una vez terminadas las operaciones de acá, emprenderlas eficazmente allá”.
Resulta evidente que en los planes inmediatos del jefe cubano se encontraba extender la guerra al territorio villareño. Para llevar adelante sus planes, en los primeros días de diciembre de 1868, ordenó se realizaran operaciones militares en algunos puntos de la jurisdicción: el día 2 destacó una fuerza con el objetivo de tomar Marroquí, el día 3 Guadalupe, y al siguiente, Arroyo Blanco, donde sorprendieron al poblado y destruyeron los archivos de la Capitanía.
Pero sus planes de extender la guerra a Las Villas se vieron frustrados por el desastroso resultado del combate en el ingenio La Ceja que tuvo lugar el 5 de diciembre de 1868. Esta acción, que ha pasado a la historia con el nombre de Combate de La Ceja o de El Trapiche, fue la primera acción bélica donde combatieron por primera vez, frente a un enemigo superior en número y armas, las bisoñas fuerzas insurrectas que al llamado de la patria se habían incorporado a la contienda en la provincia avileña y del territorio de Las Villas, teniendo en cuenta que la jurisdicción de Morón pertenecía en aquel momento a San Juan de los Remedios.
Serafín Sánchez Valdivia, quien durante la Guerra del 95 llegara a ser mayor general del Ejército Libertador, se encontraba en Morón laborando como maestro cuando ocurrieron los hechos del ingenio La Ceja y fue testigo presencial de aquellos acontecimientos expresó que Chicho Valdés tiroteó a Morón los días 2, 3 y 4 de diciembre de 1868. Como resultado de ese hostigamiento, y temerosos de que se intentara efectuar la toma de la población:
[...] los tenderos españoles del pueblo y demás vecinos se prepararon á la defensa del mismo, levantando barricadas en las bocacalles. Todavía no había entonces en aquel pueblo tropas de línea, pues las pocas que existían se hallaban en Ciego de Ávila. Allí se hallaba también en esos momentos el Teniente Coronel español —hijo de Puerto Rico— Don Manuel Sánchez Lamela quien por esos mismos días había sido nombrado Teniente Gobernador de Morón por haber sido ascendido este pueblo a la categoría de villa en esos meses.
Serafín continúa relatando que el 4 de diciembre ya Chicho Valdés:
[...] había amagado dos o tres veces a Morón con mucha gente pero sin llevar a cabo ningún ataque formal para apoderarse de aquel pueblo; [...]. El 4 en la noche estaba Chicho acampado con unos 500 hombres en el ingenio El Trapiche [...] (a una legua de Morón). En ese mismo día 4 como a las 12 del mismo, entró en Morón Sánchez Lamela con 140 hombres de tropa de línea procedente de Ciego de Ávila. Al cerrar la noche [...] Sánchez Lamela destacó a sus exploradores y espías cubanos sobre el campamento de El Trapiche. Estos espías lo vieron y lo exploraron todo, pues Chicho Valdés estaba acampado en ese punto sin avanzadas, sin exploradores ni ninguna otra vigilancia que lo precaviera contra una sorpresa meditada del enemigo. Y no sólo no estaba cubierto contra una sorpresa de aquel, sino que tampoco oía los informes y noticias que recibía de los confidentes de adentro como lo prueba el hecho de haber recibido el 4 por la tarde noticias de Morón en las cuales se le decía que la tropa había llegado del Ciego de Ávila con el coronel Lamela y que probablemente lo atacarían en la noche de ese mismo día. Chicho no hizo caso de ese informe -que me consta- pues no alteró en nada su orden de acampar, ni mandó exploradores y escuchas sobre Morón, y no se diga que por falta de gente práctica de aquel lugar, pues del mismo se habían incorporado a él más de 100 hombres, hijos de Morón y su comarca, entre ellos los principales o cabecillas eran Salomé Machado, José Valdés, José Rafael Saballo, los hermanos Bringa con todos sus partidarios.
A las 3 y media de la madrugada atacó por sorpresa envolviendo a los 500 hombres que allí estaban con Chicho, y los que sorprendidos de aquella suerte no pudieron defenderse sino poco y mal [...]. Los españoles mataron porción de hombres en la primera sorpresa, hirieron a muchos, e hicieron prisioneros a varios. Tomaron el campamento y en él más de 200 caballos con sus monturas; los cubanos dispersos huyeron al Camagüey [...] la tropa victoriosa de Lamela con él a la cabeza entró en Morón á las 8 de la mañana del 5 conduciendo los prisioneros de guerra, y sus bajas, españoles, que consistieron en 2 muertos y 13 heridos, soldados todos —yo los ví en el hospital improvisado de Morón.
El coronel Sánchez Lamela informó que el combate duró dos horas y que las bajas españolas ascendieron a un soldado muerto, 6 heridos y 9 contusos, y que entre los prisioneros había 6 heridos de gravedad. Durante la acción se rescató al administrador de correo de Ciego de Ávila, Faustino Arango Cuervo, quien fue conducido al campamento de La Ceja en calidad de prisionero por los hermanos Gómez Cardoso.
Después del combate, la agitación en toda la jurisdicción aumentó; la guerra era ya una temida realidad para los partidarios de la corona. Temerosos de males mayores —describe Serafín Sánchez—, comenzaron a tomarse medidas contra la población local, particularmente con quienes se consideraban elementos desafectos. Serafín expresa que [...] desde el primer momento los españoles comenzaron a prender a los vecinos sospechosos de conspiración o connivencia con los insurrectos. Sánchez Lamela [...] redujo a prisión y puso en cepos a los principales vecinos de Morón que sufrieron toda clase de vejaciones y atropellos. Luego los remitió presos a La Habana sin formación de causa, a disposición del Capitán General.”
Tres días después del combate de La Ceja, llegó a Morón una columna española procedente de San Juan de los Remedios, bajo las órdenes del coronel español Manuel Herrera, quien vino en auxilio del poblado. Poco después, hacían su entrada en la plaza nuevas tropas, esta vez al mando de Francisco Acosta y Albear, que prestó apoyo a Lamela en sus operaciones.
La columna de voluntarios a las órdenes de Acosta y Albear, pasó por las jurisdicciones de Sancti Spíritus y Morón, destruyendo los campamentos cubanos de los montes de Naranjo; recorrió varias leguas de un terreno casi intransitable, principalmente en la parte oriental de la línea que empezaba en La Yana. Resultado de esas operaciones fue la destrucción de los campamentos de Judas Grandes, Juditas, Cunagua y La Jaula. A partir de ese momento, la situación de los mambises se tornó cada vez más incierta.
Por su parte, Nicolás Hernández y su sobrino Simón Reyes —junto a un grupo de patriotas dispersos del combate de La Ceja— acamparon el 6 de diciembre en la finca Villa, y como muchos otros marcharon hacia Oriente, de donde volverían meses más tarde. Las disgregadas tropas de Chicho Valdés se reagruparon paulatinamente y pasaron al Camagüey, luego marcharon hacia Oriente. El resto de las fuerzas, al decir de Serafín Sánchez, “[...] se regaron por distintos lugares, unos se agacharon en los montes vecinos de Ranchuelo y Nauyú, otros se corrieron hacia La Cunagua y otros a las haciendas al Este de Morón y algunos siguieron con rumbo a Oriente, debido a ello en el tiempo que media entre el 5 de diciembre 1868 a febrero de 1869, ninguna partida se presentó hostilmente en el territorio de Morón y sus límites de Remedios y Sancti Spíritus.”
Debió aguardarse a febrero de 1869 para que la insurrección tomara nuevos bríos con la aparición de varias partidas insurrectas, que activaron la guerra en el territorio.

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